Un Momento por la Paz- 8 de Julio de 2009
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Reflexión- Daniel Moya
El programa de Justapaz, Iglesias Santuarios de Paz, anima a las iglesias locales en su compromiso de ser lugares de acogida, de estudio de la Palabra y de encuentro con Dios para las personas víctimas de la violencia del conflicto armado que se vive en el país. Un ejemplo de ello es el encuentro semanal, denominado “Momento por la Paz” que se realiza en la Iglesia Menonita de Teusaquillo en Bogotá. El grupo reunido inicia con un tiempo de estudio de la Biblia y oración, para luego considerar un tema de actualidad.
La semana pasada en el “Momento por la Paz,” el pastor Roberto Caicedo, pastor de la Iglesia Menonita de Ciudad Berna en Bogotá, hizo una reflexión bíblica sobre la Santa Cena con base en Lucas 22. Se hizo la reflexión a partir de las palabras de Jesús: “hagan esto en memoria de mí.” Al preguntar a los participantes, la mayoría desplazados por la violencia, qué quería decir Jesús con esto, concluyeron que Jesús estaba haciendo un llamado a sus discípulos a que no lo olvidaran, a que lo recordaran. El pastor Caicedo elaboró compartiendo la interpretación de que Jesús se sentía abandonado por Dios al estar cerca de su muerte en manos del imperio Romano. “Para que Dios no me olvide, para que Dios tenga memoria de mí,” fue la intención de Jesús al compartir la Pascua con sus seguidores, con su comunidad. Este momento deja ver el dolor de Jesús, un dolor que muchos de la comunidad desplazada viven o han vivido, y es que ellos mismos admiten haberse sentido olvidados por Dios especialmente en estos tiempos duros que atraviesan. Es así que esta reflexión bíblica toca la realidad del pueblo colombiano. Jesús toma la Pascua con su comunidad, o su iglesia por decirlo así, para compartir su dolor, su crisis, su abandono. “Cuando sufrimos alguna forma de victimización, podemos encontrar en Jesús un consuelo,” eran palabras del pastor Caicedo, dirigiéndose a la gente que día a día son azotados por la realidad de ser víctimas, así como Jesús en su tiempo. Jesús, asesinado por el estado Romano y por los altos líderes religiosos para que perezca por el pueblo judío, porque era una amenaza, pues llevaba un mensaje y un ministerio transformador y liberador. “¡Como un falso positivo!,” expresaba un participante del Momento por la Paz que estaba atento al mensaje. Jesús vivió la realidad del pueblo sufriente, y el pueblo sufriente vive la realidad de Jesús.
El llamado es a recordar que Jesús fue víctima en nombre de Dios, que fue asesinado porque los grandes poderes querían silenciar la voz de Dios, y que por esto Jesús nos llama a comprometernos en comunidad a recordarnos los unos a los otros, especialmente en medio de tanta violencia, para acompañarnos en la dura pero importante labor de comunicar el mensaje de Dios y comunicar el mensaje de los pueblos azotados por la violencia. El Momento por la Paz concluyó con el llamado a ser una comunidad comprometida a entregar su vida como lo hizo Jesús, que cada uno “ofrezca su cuerpo y sangre para el otro,” y con la viva esperanza del Reino de Dios en la tierra, pues en palabras de Caicedo “todo tiene sentido si se ve en el horizonte del pueblo de Dios”. Oramos en comunidad, y varios en voz alta recordaban a las víctimas de sus pueblos y regiones, y recordaban su propio sufrimiento, y juntos tomamos el pan y el vino, compartiendo los sufrimientos y esperanzas entre nosotros, en memoria de los hijos e hijas de Dios.